Sabías que... ¿Federico Fliedner descansa en el Cementerio Civil de Madrid?
Ubicado en Madrid al lado del cementerio de La Amudena, el cementerio civil de Madrid fue inaugurado en 1884, tras la Real Orden dictada en 1883, y por la que las poblaciones de más de 600 habitantes debían de disponer de un cementerio civil separado del católico. En la capital, se ha convertido en el cementerio en el que la comunidad protestante ha podido dar descanso a sus familiares, entre los que se encuentra Federico Fliedner.

Federico Fliedner fue enterrado en el cementerio civil cuando falleció el 25 de abril de 1901 a la edad de 56 años. Su hijo Teodoro narra en el Blätter aus Spanien de octubre de 1901 cómo fueron los últimos meses de su vida:

En el último año su vida siempre agitada, fue agotadora hasta lo sumo. Después de ir andando una vez más de El Escorial a Madrid con los muchachos, en Enero, tuvo que acostarse, pues la ciática casi no le permitía quedar sentado junto a su mesa de escribir.

No se había repuesto aún, cuando fue a Barcelona, a pesar de su reuma y de allí a la Riviera en viaje de colectas; pues las deudas que pesaban sobre la casa le preocupaban muchísimo. En febrero se dirigió a Alemania   con     el      mismo     fin;   en     marzo      fue  acompañando,  juntamente  con  su  hijo  Jorge,  a  dos amigos de Stuttgart, en visita a algunas congregaciones en Andalucía.

Dos días después de su vuelta, el primero de abril, le subió mucho la temperatura. Pero no se le pudo convencer que dejara su trabajo a otra persona. Dirigió él mismo el examen trimestral de los escolares, predicó el Jueves Santo en alemán y en español, el Viernes Santo en alemán en la capilla de la Embajada, y por la noche celebró la confirmación de cuatro muchachos españoles; el sábado se dirigió con D. Enrique Ruppert a Camuñas, con motivo del casamiento de uno de nuestros profesores, y volvió por la noche, cuando ya la fiebre sobrepasaba los 40 grados.

El Domingo de Resurrección pudimos convencerle que se quedara en cama. Sin embargo, volvió a levantarse por la tarde para reunir a los recién confirmados, amonestándoles a que fueran esclavos de Jesucristo como lo fue Pablo. El lunes le vi de nuevo junto a su mesa de escribir. Pero no pudo terminar su correspondencia; permitió que le acostáramos y cedió por último a los ruegos de mi madre para que viniera el médico.

Siempre que este acudía, mi padre se dominaba, bromeando los primeros días, queriendo que el médico le diera pronto el alta. Pero luego decía, al tomar las medicinas, con toda docilidad: "No servirá para nada". Luego, en el delirio de la fiebre, repetía unos textos de las Escrituras, casi siempre de los Salmos; la noche antes de pasar a mejor vida, le leímos el Salmo 121, y repitió el final "...y salida desde ahora y para siempre".

La mayoría de los descendientes (hijos y nietos) de Federico y su esposa Juana Brown que han pasado gran parte de su vida en Madrid, han sido enterrados en el cementerio civil. En él se hallan varias sepulturas de la familia Fliedner, así como de otras tantas conocidas familias que forman parte de la Historia de Protestantismo Español.

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